Hay aspectos y herramientas en la educación que nunca cambian, entre ellos, la utilización de solucionario de matemáticas para la enseñanza. Sin embargo, aunque sigue siendo usado con ese propósito, en la actualidad, podemos tratarlo como un método de aprendizaje autodidacta.
Cómo método de aprendizaje autodidacta para varios es una mala práctica. Para ellos, acceder a las soluciones de asignaturas como solucionario de matemáticas 6 primarias, es una vía basada en trampa. Por ello, en este artículo se responde a la siguiente pregunta: ¿Se deben usar los solucionarios para el aprendizaje?
¿Usar solucionarios es hacer trampa?
Las formas de hacer trampa en los exámenes o los estudios son bastante amplias, y para ellas, no hace falta contar con un solucionario. En realidad, basta con querer hacerla para encontrar la manera más idónea y va mucho más allá de un elemento de este tipo.
Si el solucionario se utiliza como método de aprendizaje, no existe ninguna razón para ser considerado trampa. Al utilizarlo en casa o en clases para aprender sobre determinado tema y practicarlo, se trata únicamente de una ayuda común y corriente, como cualquier otra.
Por supuesto, si se utiliza para dar respuesta a ejercicios que fueron enviados con el propósito de ser resueltos con los conocimientos previamente adquiridos por el estudiante, sí se le estaría dando un mal uso e incluso podría considerarse como trampa.
En pocas palabras, si el solucionario es o no es trampa, depende únicamente de las intenciones de quien lo utilice. Al usarse para estudiar o practicar, es un método totalmente viable. En cambio, si se emplea para darle respuesta a ejercicios donde no se aprueba el uso del material de apoyo, no es lo mejor.
¿Es malo usar solucionarios?
Teniendo en cuenta lo anterior, queda bastante claro que usar solucionarios solamente es un mal acto cuando se usan con intenciones de aprobar, incluso si el uso de los mismos no está validado para ese ejercicio, ya que se supone que el estudiante debe haber practicado previamente cómo resolverlo.
Respecto a si es malo para el aprendizaje, en realidad es todo lo contrario. A lo largo de los años se ha creado una idea errónea donde el aprendizaje debe ser forzado incluso si el estudiante no tiene la menor idea sobre cómo llevarlo a cabo.
Al final, ese tipo de situaciones donde el estudiante debe ser capaz de solucionar un problema que ni siquiera es comprensible para él, genera tanta frustración como estrés. En consecuencia, termina sintiéndose insuficiente y perdiendo su motivación para seguir estudiando.
Los solucionarios ofrecen otra perspectiva. El estudiante aprende con toda la calma suficiente cómo llevar a cabo la resolución de un problema. Básicamente, puede verlo planteado en el texto.
Así, en vez de forzarlo y obligarlo a resolver un ejercicio matemático de un tema aún no dominado, se le dan las herramientas adecuadas y necesarias para entender cómo es todo el proceso normalmente utilizado para dar con la solución. Al poco tiempo, podrá resolverlo él mismo.